El relato es más bien breve, corto. Todo se desarrolla en fracciones de segundo. La mujer llega hasta un tumulto de personas. Lleva una carta en la mano. La aprieta con fuerza, por el gesto más que una carta da la impresión de ser un puñal. Distingue su objetivo, se dirige hacia él con pasos firmes, decididos. Separa al hombre de la multitud, entablan una ligera discusión. No hay alteración en sus voces. Dos o tres ademanes perdidos en el viento dibujan gráficamente lo convulso del lenguaje. Ella intenta marcharse, él la retiene. Afuera el resto supone, conjetura, mientras tanto ella sostiene el sobre en alto como blasón ardiente en sus manos, hasta que al fin lo entrega. Todos vieron entonces descender dos gruesas lágrimas por el rostro del hombre, soltar apresurado el brazo de la mujer y caer sobre una silla ancha con el respaldo desecho. La mujer recogió su falda, se abrió paso en medio de la muchedumbre y montó sobre el Jeep que la había traído junto a un hombre mucho más joven que ella, dejando una polvareda al final del camino. El que recibió la misiva quedó abatido, agonizando de rabia. Nadie supo de su contenido, ni del veneno que su interior albergaba. Esta historia quedó como un enigma de amor y según se cuenta, es mejor no desentrañarlo, no cavar en su tumba.

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David Pérez Núñez es poeta, narrador y ensayista. Autor de Caleidoscopio (2019) y Soledades y destierros (2019). Ultima los preparativos de un segundo poemario, en esta ocasión bilingüe, español-inglés y trabaja en un nuevo libro de cuentos y narraciones cortas.