Son los mismos que en la Edad Media tiraban piedras a los leprosos
Una cuadrilla de pendejos que escucha Las Valkirias a todo volumen
Son las mismas carcajadas de Berlín la noche de los cristales rotos
Van a lo mismo que iban en la Edad Media, a tirar piedras a los leprosos
Salen de caza, de mala manera abarrotan con liebres los trenes de mercancías
Cada mirlo de cementerio es una gota de lluvia y el agua ya llega al cuello
Los coros se han puesto en danza, los enamorados de la Tierra se abrazan por última vez
A esta hora, en Belo Horizonte, bajando por la ladera hacia el mar va Bartolomeu Bueno da Silva en busca de oro
Ante estos acontecimientos, Carlos Drummond de Andrade, cuyo corazón no es más grande que el mundo, está melancólico
Hace treinta mil años que las libélulas se han convertido en caballitos del diablo y que los erizos hablan en voz baja
Pero en los cuarteles resoplan las teteras y los oficiales arrancan sus motos
Los cisnes de cuello negro llevan una vida normal lejos de nosotros, los perros levantan la pata sin avergonzarse en cualquier esquina
De acuerdo al historiador Plutarco en época de Julio César cuatro millones de personas fueron vendidas como esclavos
Cuando los relojes comenzaron a girar los mercaderes encontraron la fórmula perfecta
Y los emigrantes y los pelícanos cruzaron el mar de las preocupaciones para alquilar un piso pequeño
Durante varios siglos la dinastía Tang se zampó a treinta y cinco millones de seres humanos
En un milenio la Europa católica acabó con las existencias en todas las excavaciones de sueños
Hace rato que Cristóbal Colón ha regresado de América y la noche de san Bartolomé Catalina de Medici se quita la máscara para saludar a sus príncipes
Durante el invierno siguiente los viajeros llegan a su destino, la quinta sinfonía del opio se extiende por el imperio chino
En los cuarteles resoplan las teteras y los oficiales engrasan sus motos
Todo está a punto para desenterrar a Blanquina March veinte años después de muerta, procesarla por judaizante: condenada, incautación de sus bienes, quemados sus huesos en la hoguera
No son las huellas del lobo que lame la mano del hermano pequeño
Son los mismos que en la Edad Media tiraban piedras a los leprosos
La mancha de Leopoldo Segundo rey de los belgas
Josecito y Adolfo aspirantes al título de peso mosca
Los mismos mal nacidos que arrojan propaganda desde los helicópteros

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Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, España 1957). Ensayista, poeta y artista gráfico; Premio Nacional de Poesía 2009 y Premio Nacional de la Crítica 2012. Su más reciente obra es 200 gramos de patacas tristes (2019).  

Poema e ilustración La bicicleta del panadero