Ludwig van Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770. Por lo tanto, el 250 aniversario de su nacimiento será el 16 de diciembre del presente 2020, efeméride que será festejada a lo largo de todo el año alrededor del mundo, incluyendo la República Dominicana, donde la celebración comenzó el 16 de enero en curso con la primera edición de una serie de boletines que, el día 16 de cada mes, estará publicando la Fundación Sinfonía (*)

La celebración continuará el domingo 26 de abril a las 5:30 p.m. en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito con la retransmisión en diferido en gran pantalla, desde la Royal Opera House de Londres, de la única ópera de Beethoven, “Fidelio”, protagonizada por Jonas Kaufmann y Lise Davidsen y dirigida por Antonio Pappano, presentada por la Alianza Royal Opera RD (**).

Será la primera vez que los dominicanos amantes del género veremos “Fidelio” en Santo Domingo (***) pues no ha sido transmitida nunca en ninguna de las temporadas que desde la 2011-2012 ha presentado The Met: Live in HD, lo cual no deja de ser curioso, tratándose de Beethoven, cuando hemos visto, sin embargo, “vainas raras”, aunque formidables, como dos óperas de Philip Glass (“Satyagraha” y “Akhnaten”) y dos óperas de Alban Berg (“Lulu” y “Wozzeck”), así como sendas óperas de Thomas Adès y Nico Muhly (“El Ángel Exterminador” y “Marnie”, basadas en las películas homónimas de Luis Buñuel y Alfred Hitchcock, respectivamente).  

Otra que veremos por primera vez será “Porgy and Bess”(****), que The Met: Live in HD presentará en Fine Arts Novo Centro, transmitida en vivo desde The Metropolitan Opera House de Nueva York el próximo sábado 1ro. de febrero a las 2:00 p.m. y en repetición grabada (encore) el miércoles 5 de febrero a las 6:30 p.m. en una nueva producción de James Robinson, protagonizada por Eric Owens como Porgy y Angel Blue como Bess. 

Con música de George Gershwin y libreto de Ira Gershwin y de DuBose y Dorothy Heyward, dicha ópera fue adaptada al cine en 1959 por Otto Preminger, protagonizada por Sidney Poitier como Porgy y Dorothy Dandridge como Bess. Ganadora del Globo de Oro como mejor película musical, también ganó el Oscar a la mejor adaptación musical (André Previn y Ken Darby) y fue nominada en las categorías de sonido, fotografía y diseño de vestuario. 

Su canción más famosa y versionada (desde Janis Joplin hasta Tito Rodríguez, pasando por el estupendo dueto de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong), “Summertime”, es la número 27 en la lista de las 100 mejores canciones de películas de The American Film Institute. De la misma existen grabadas algunas versiones dominicanas, tanto instrumentales (Tavito Vásquez, Félix del Rosario) como cantadas (Violeta Stephen, Sonia Alfonso), la primera de las cuales fue la de Violeta Stephen, soprano oriunda de San Pedro de Macorís, quien figura en la historia de la televisión dominicana al aparecer, el 1ro. de agosto de 1952, en la primera transmisión televisiva realizada en nuestro país. También el 1ro. de agosto, pero de 1956 y 57, respectivamente, actuó en las dos primeras óperas transmitidas en vivo por la televisión dominicana: “Cavalleria Rusticana”, de Mascagni, y “La Traviata”, de Verdi. Norberto James Rawlings (a quien espero galardonen con el Premio Nacional de Literatura que será anunciado mañana, Día de Duarte) la menciona en su poema “Los Inmigrantes”, tal como resalté en un artículo de fecha 21 de septiembre de 2019, cuyo enlace aparece al final de estas líneas (*****).

Foto tomada de la web de metopera.org

La número 1 en dicha lista de las 100 mejores canciones de películas de The American Film Institute es la ganadora del Oscar a la mejor canción del año 1939: “Over The Rainbow”, compuesta por Yip Harburg (la letra) y Harold Arlen (la música) e interpretada por Judy Garland en la película “El Mago de Oz”. La número 2 en la mencionada lista es “As Time Goes By”, compuesta por Herman Hupfeld para un musical de Broadway que se estrenó en 1931, titulado “Everybody’s Welcome”, y aunque fue grabada por varios artistas en el decenio de 1930, su fama mundial la alcanzó luego de ser interpretada por Dooley Wilson en una memorable escena de la película “Casablanca” en 1942.

Ni “Summertime” ni “As Time Goes By” fueron nominadas al Oscar a la mejor canción pues no eran originales o inéditas, compuestas especialmente para una película, como sí ocurrió cuando Alan Parker adaptó al cine el musical “Evita” en 1996, cuyos autores, Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, escribieron para la película una canción nueva que no figuraba en la obra, titulada “You Must Love Me”, que no solo fue nominada sino que, además, ganó el Oscar (y también el Globo de Oro), a la mejor canción original, interpretada por Madonna, quien fue la protagonista del film junto a dos actores que, por coincidencia, actualmente están nominados al Oscar: Antonio Banderas y Jonathan Pryce.

Parece obvio que el parámetro del Oscar no es el mismo de La Silla, premio de la Asociación Dominicana de Profesionales de la Industria del Cine (ADOCINE) que entre sus nominadas a mejor canción incluye piezas del siglo pasado, como “Las Pequeñas Cosas”, cuya primera versión grabada data de 1984 (Amanda Miguel) y la segunda de 1985 (Las Chicas del Can, vocalizando Miriam Cruz); o como “Mesita de noche” que Víctor Víctor grabó en 1990; lo cual me hace recordar lo que decía aquel profesor de filosofía de la UASD en los años setenta: “La lógica naufraga cuando penetra en las aguas territoriales dominicanas”. 

NOTAS:

(*) Página web de la Fundación Sinfonía:

(**) Página web de la Alianza Royal Opera RD:

https://royaloperard.com/

(***) Sinopsis de “Fidelio” tomada de Wikipedia:

  • Lugar en el que se desarrolla la obra: Prisión cerca de Sevilla
  • Época: Finales del siglo XVII

Dos años antes de la escena inicial, el noble Florestán ha intentado poner de manifiesto ciertos crímenes del noble Pizarro. En venganza, Pizarro ha aprisionado a Florestán en secreto en la prisión de la que es alcaide. El guardián de la prisión, Rocco, tiene una hija, Marcelina, y un ayudante, Jaquino.

La esposa de Florestán, Leonora, acude a la puerta de Rocco en busca de empleo, vestida como un muchacho y haciéndose llamar Fidelio. Rocco la contrata. Obedeciendo órdenes, Rocco ha estado dándole raciones de comida cada vez más pequeñas a Florestán de manera que lo va debilitando día a día. Marcelina se enamora de Fidelio, rompiendo así el compromiso matrimonial que antes había realizado a Jaquino.

Acto I

Jaquino y Marcelina están a solas. Jaquino le pregunta a Marcelina cuándo accederá a casarse con él, pero ella le dice que nunca se casará con él, canta contenta porque está enamorada de Fidelio, que es Leonora disfrazada (Jetzt, Schätzchen, jetzt sind wir allein – “Ahora, querida, estamos solos”). Esta circunstancia remueve los celos de Jaquino, y se marcha. Marcelina expresa su deseo de convertirse en esposa de Fidelio (O wär ich schon mit dir vereint – “Si sólo yo estuviera ya unida a ti”). Rocco y Jaquino entran, buscando a Fidelio.

Entra Fidelio con unas cadenas compradas a buen precio, lo que confirma a Rocco que quiere a Fidelio como yerno, y malinterpreta su modesta contestación como muestra de su atracción oculta por su hija. Marcelina, Fidelio, Rocco y Jaquino cantan un cuarteto sobre el amor que Marcelina tiene por Fidelio (Mir ist so wunderbar – “Un maravilloso sentimiento me llena”), también conocido como el cuarteto del canon).

Rocco le dice a Fidelio que tan pronto como el alcaide se vaya a Sevilla, él y Marcelina podrán casarse. Les dice, sin embargo, que a menos que tengan dinero, no serán felices (Hat man nicht auch Gold beineben – “Si no tenéis el dinero de vuestra parte”). Fidelio le dice que quiere algo más, al menos tanto como el dinero: saber por qué Rocco no le permite ayudarlo en las mazmorras cuando siempre regresa agotado y sin aliento. Fidelio se entera de que hay calabozos profundos en donde a un prisionero cada día se le da menos alimentos. Fidelio quiere hacer todo lo posible por entrar en esos calabozos.

Foto tomada de la web oll.libertyfund.org

Marcelina ruega a su padre que mantenga a Fidelio lejos de tan terrible lugar. En lugar de ello, Rocco y Fidelio cantan sobre la valentía (Gut, Söhnchen, gut – “De acuerdo, hijo, de acuerdo”), y pronto Marcelina se une a sus aclamaciones.

Se marchan todos salvo Rocco. Entra don Pizarro, al sonido de una marcha. Rocco le da a Pizarro un mensaje con una advertencia de que su prisión recibirá una visita sorpresa a modo de inspección ya que acusan a Pizarro de tirano. Pizarro exclama que no puede dejar que el ministro descubra al prisionero don Florestán, quien se cree que ha muerto. Decide matar de una vez por todas al prisionero Florestán (Ha, welch ein Augenblick! – “¡Ah! ¡Qué momento!”). Pizarro ordena que suene una trompeta cuando llegue el ministro. Ofrece dinero a Rocco para que mate a Florestán, pero se niega a hacerlo, con lo que Pizarro intentará hacerlo él mismo (Jetzt, Alter, jetzt hat es Eile! – “Ahora, viejo, ¡debemos apresurarnos!”). Pizarro ordena a Rocco que cave la tumba en los sótanos de la cárcel. Cuando la tumba esté preparada, Rocco deberá dar aviso para que Pizarro vaya disfrazado a las mazmorras, y mate a Florestán él mismo. Fidelio ha visto a Pizarro tramando algo, pero no ha oído lo que ha dicho. Queda agitado, pero sus pensamientos sobre Florestán (su esposo) la calman (Abscheulicher! Wo eilst du hin? … Komm, Hoffnung, lass den letzten Stern – “¡Basura! ¿Dónde vas? … Ven, esperanza, permite que la última estrella”).

Jaquino le pide a Marcelina que se case con él, pero ella lo rechaza. Leonora (Fidelio), esperando encontrar a Florestán, le pide a Rocco que deje salir a los pobres prisioneros al jardín y disfrutar del buen tiempo. Marcelina se une al ruego, y Rocco está de acuerdo, en distraer a Pizarro mientras los prisioneros salen al patio. Los prisioneros, emocionados ante su libertad, cantan gozosamente (O welche Lust – “Oh, qué alegría”), uno de los pasajes corales más representativos de la época; luego, recordando que podían ser atrapados, pronto quedan quietos.

Rocco vuelve a entrar y le dice a Fidelio que ha tenido éxito con Pizarro: éste permitirá el matrimonio, y Fidelio podrá unirse a Rocco en sus rondas por las mazmorras (¿Nun sprecht, wie ging’s? – “Habla, ¿cómo fue?”). Se preparan para ir a la celda de un prisionero que, dice Rocco, debe morir y ser enterrado en una hora. Leonora (Fidelio) queda tan afectada que Rocco intenta persuadirla de que quede atrás, pero ella insiste en ir. Conforme se preparan para salir, Jaquino y Marcelina entran apresuradamente y le dicen a Rocco que eche a correr: Pizarro ha sabido que los prisioneros están libres y está furioso (Ach, Vater, Vater, eilt! – “¡Oh, padre, padre, date prisa!”).

Antes de que puedan moverse, entra Pizarro y exige una explicación. Rocco finge que están celebrando el santo del rey, y sugiere tranquilamente que Pizarro guarde su enfado para el prisionero en las mazmorras inferiores. Pizarro le dice que se apresure y cave la tumba, luego anuncia que los prisioneros sean encerrados otra vez. Rocco, Fidelio, Jaquino y Marcelina con renuencia cumplen la orden, los prisioneros vuelven tristemente a las celdas (Leb wohl, du warmes Sonnenlicht – “Adiós, cálida luz del sol”).

Acto II

Rocco y Fidelio bajan a las mazmorras a cavar la tumba. Florestán está a solas en su celda, en lo más profundo de las mazmorras. Canta primero su confianza en Dios, luego cree ver a su mujer en forma de ángel que viene a salvarlo (Gott! Welch Dunkel hier! – “¡Dios! ¡Qué oscuro aquí!… In des Lebens Frühlingstagen – “En los días primaverales de mi vida”). Se desvanece por la debilidad. Rocco y Fidelio van a cavar su tumba y lo encuentran dormido. Conforme cavan Rocco urge a Fidelio para que se apresure (¡Wie kalt ist es in diesem unterirdischen Gewölbe! – “Qué frío hace en esta cámara subterránea”… Nur hurtig fort, nur frisch gegraben – “Sigamos trabajando y acabemos la tumba”). Este es el “dúo del cavar de la tumba”.

Florestán se despierta y Leonora lo reconoce. Cuando Florestán descubre al final que está en la prisión de Pizarro, le pide que envíe un mensaje a su esposa Leonora, pero Rocco dice que es imposible. Florestán le ruega una gota para beber, y Rocco le dice a Fidelio que se la dé. Florestán no reconoce a Leonora, pero le dice que será recompensado en el Cielo (Euch werde Lohn in bessern Welten – “Serás recompensada en mundos mejores”). Fidelio ruega a Rocco que le permita darle a Florestán un mendrugo de pan, y él accede. Florestán come.

Rocco obedece sus órdenes y suena la alarma para avisar a Pizarro, entra y pregunta si todo está preparado. Rocco dice que sí lo está y le dice a Fidelio que se vaya, pero en lugar de esto se esconde. Pizarro revela su identidad a Florestán, quien lo acusa de asesinato (Er sterbe! Doch er soll erst wissen – “¡Déjale morir! Pero primero debe saber”). Pizarro blande una daga con la intención de matar al prisionero, pero Fidelio se interpone entre él y Florestán y muestra su verdadera identidad. Pizarro alza su daga para matarla, pero ella le obliga a desistir a punta de pistola.

Justo entonces las trompetas suenan anunciando la llegada del ministro. Jaquino entra, seguido por soldados, para anunciar que el ministro espera a la puerta. Rocco les dice a los soldados que escolten al alcaide Pizarro arriba. Florestán y Leonora se abrazan cantando su victoria al tiempo que Pizarro declara que se vengará y Rocco expresa su temor por lo que se avecina (Es schlägt der Rache Stunde – “Suenan las campanas de venganza”). La pareja sale al patio en mitad de los prisioneros, cantan un dúo de amor (O namenlose Freude! – “¡Oh, alegría innominada!”).

Aquí se interpreta, a veces, la obertura “Leonora n.º 3”.

Los prisioneros y los ciudadanos cantan al día y la hora de justicia que ya ha llegado (¡Heil sei dem Tag! – “¡Saludad al día!”). Don Fernando, el ministro, anuncia que la tiranía ha acabado. Entra Rocco, con Leonora y Florestán, y le pide a Don Fernando que los ayude (¡Wohlan, so helfet! Helft den Armen! – “¡Así que ayuda! ¡Ayuda a los pobres!”). Rocco explica cómo Leonora se disfrazó de Fidelio para salvar a su marido. Marcelina queda sorprendida. Rocco describe la trama de asesinato de Pizarro, y Pizarro es llevado a la prisión. Florestán es liberado de sus cadenas por Leonora, y la multitud canta alabanzas a Leonora, la leal salvadora de su marido (Wer ein holdes Weib errungen – “Quien tiene una buena esposa”).

(****) Sinopsis de “Porgy and Bess” tomada de la página web de The Metropolitan Opera House:

Acto I

Catfish Row, un barrio formado por bloques de viviendas en Charleston, Carolina del Sur, en la década de 1920. Los habitantes de Catfish Row se relajan después de una jornada de trabajo. Clara canta una nana a su bebé. El traficante de drogas Sportin’ Life, el marido de Clara, Jake, y algunos de los otros hombres están jugando a los dados bajo la mirada reprobadora de la devota Serena. Jake canta su propia nana al bebé.

Llega el mendigo discapacitado Porgy, y está a punto de unirse al juego cuando aparecen Crown y su compañera, Bess. El bocazas Crown se une a la partida de dados. Borracho y bajo el efecto de las drogas, pierde, inicia una pelea y mata a Robbins con un gancho de colgar algodón. Antes de que llegue la policía, Crown sale corriendo para esconderse tras decirle a Bess que volverá a buscarla. El grupo rehúye a Bess mientras esperan a que llegue la policía. Sportin’ Life se ofrece a llevarla a Nueva York con él, pero ella rechaza la oferta. Solo Porgy se muestra compasivo: le ofrece refugio y protección y ella acepta.

La tarde siguiente, Serena, la viuda de Robbins, preside en su habitación el velatorio del funeral de su marido. Se está haciendo una colecta para cubrir los gastos del entierro. Porgy y Bess entran en la habitación, y Bess ofrece a Serena una contribución que esta rechaza inicialmente al pensar que el dinero podría provenir de Crown. Termina aceptando cuando se explica que este pertenece a Porgy.

Llegan los agentes de policía y acusan a Peter el Vendedor de Miel del asesinato. Asustado por lo que podría ocurrir, les cuenta a los policías que fue Crown quien cometió el crimen, pero lo arrestan inmediatamente como testigo esencial.

Serena convence al empleado de la funeraria para que rebaje sus honorarios por dar sepultura a Robbins. Bess guía a todos los presentes en una exultante canción espiritual.

Un mes más tarde, Jake y los demás pescadores están reparando sus redes. Porgy compara su vida con la de ellos. Sportin’ Life entra, pero antes de que haya tenido la oportunidad de vender algo de su “polvo feliz”, María, la matriarca de Catfish Row, lo ahuyenta. El “abogado” Frazier le vende a Bess un divorcio a pesar de que nunca estuvo casada con Crown.

Todos se están preparando para acudir a un pícnic organizado por la iglesia en la isla de Kittiwah. Sportin’ Life le vuelve a pedir a Bess que vaya a Nueva York con él y trata de darle más droga, oferta que ella declina. Porgy lo amenaza y lo ahuyenta. Porgy y Bess reflexionan sobre su recién descubierta felicidad. Porgy insiste en que Bess debería ir al pícnic sin él. Al principio ella se niega porque no quiere dejarlo solo, pero, finalmente, se rinde a sus dotes persuasivas y se une a los otros cuando estos se ponen en marcha.

En la isla de Kittiwah, la tarde de ese mismo día, Sportin’ Life ofrece a algunos de los asistentes su cínica opinión sobre la religión hasta que Serena los reprende por dejarse embaucar por sus historias. La sirena del barco de vapor anuncia que es hora de irse, y todos comienzan a recoger sus pertenencias. Bess se apura con los otros hasta que Crown, que se ha estado escondiendo en la isla desde el asesinato de Robbins, la llama. Quiere que Bess se vaya con él, pero ella explica que ha emprendido una nueva vida con Porgy. Crown la obliga a quedarse con él.

Acto II

En Catfish Row, una semana más tarde al amanecer, los pescadores salen al mar para una jornada de trabajo a pesar de que hay aviso de tormenta. Se escucha a Bess hablando de forma delirante en la habitación de Porgy. Ha estado un poco enferma y con algo de fiebre desde que volvieron de la isla de Kittiwah. Peter, que ha sido puesto en libertad esa mañana, aconseja a Porgy que la lleve al hospital, pero Serena prefiere rezar por su recuperación. Sus plegarias son atendidas: Bess aparece en el patio libre de fiebre. Le explica a Porgy que quiere quedarse con él, pero que, cuando Crown regrese, este la obligará a volver con él. Porgy contesta que no tiene por qué irse con Crown, tras lo que Porgy y Bess se vuelven a declarar el amor que sienten el uno por el otro. Se empieza a levantar viento y suena la campana que anuncia los huracanes.

Al día siguiente, al amanecer, todos se refugian en la habitación de Serena, y rezan por salir indemnes de la tormenta. De repente, se oye llamar a la puerta: es Crown, que viene en busca de refugio y quiere encontrar a Bess. Ella se niega a irse con él y insiste en que pertenece solo a Porgy. Él se burla de Porgy y de los asustados vecinos y contrarresta sus plegarias con una canción vulgar. En lo peor de la tormenta, Clara ve que el bote de Jake ha volcado y corre afuera para salvar a su marido. Bess pide que uno de los hombres vaya tras ella. Crown es el único que responde.

En Catfish Row, la noche siguiente, la tormenta ha pasado. Las mujeres lloran a aquellos que no han vuelto, incluyendo a Jake, Clara y, según creen, Crown. Aparece Sportin’ Life, que se burla de sus llantos y da a entender que Crown todavía está vivo. Se ve a Bess en una ventana arrullando al bebé de Clara para que se duerma. Al abrigo de la oscuridad, Crown se escabulle dentro y se acerca a la puerta de Porgy. Sin embargo, Porgy está preparado para su visita, lanza el primer golpe y lo mata.

La tarde siguiente, el detective vuelve a Catfish Row acompañado por el forense. Están investigando el asesinato de Crown, pero su interrogatorio de Serena y otras dos mujeres no ofrece ningún resultado. Se dirigen a la habitación de Porgy y le dicen que debe acompañarlos e identificar el cuerpo de Crown. Horrorizado ante la idea de tener que ver la cara de Crown, Porgy se niega a ir y se lo tienen que llevar a rastras.

Aprovechando la ausencia de Porgy, Sportin’ Life intenta convencer a Bess de que no hay ninguna duda de que Porgy va a ser encarcelado, e intenta tentarla a emprender una nueva vida lejos de allí. Cuando Bess lo rechaza, la obliga a tomar un poco de droga y deja un poco más de esta droga frente a su puerta al salir.

Una semana más tarde, los vecinos de Catfish Row se saludan al comienzo de un nuevo día. Porgy regresa de la cárcel de muy buen humor: reparte regalos que ha comprado con el dinero que ha conseguido jugando partidas de dados en la cárcel. No se da cuenta de la incomodidad que muestran sus amigos mientras busca a Bess. Finalmente, Serena y María le dicen que Bess se ha marchado a Nueva York con Sportin’ Life. Al oír esto, decide ir a buscarla: Porgy no puede vivir sin Bess.

(*****) Enlace del referido artículo de fecha 21 de septiembre de 2019:

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Jimmy Hungría. Gestor cultural y cinéfilo. Amante del teatro, de la música. Aspirante a chef. Autor del libro Gastronomía musical y bibliografías en construcción y de la columna Tívoli.